Solamente por el tema que trata, este sería un libro original y necesario, pero se vuelve todavía más interesante por la manera en que lo hace, relacionando el nacimiento, apogeo y decadencia en el país de conjuntos bailables autodenominados “de Jazz” con el tango, la música favorita en los mismos años, aportando abundante información, análisis críticos, recuerdos personales y descripción de los contextos sociales a los que aquellas agrupaciones les pusieron una banda sonora ingenua y frívola, como para disipar un poco las tinieblas tangueras.
Cualquier lector sensato (…) se estará preguntando por qué, si las grandes bandas de jazz no eran tal cosa y su legado musical apenas importa, es necesario sumergirse en un volumen como el que Edgardo Carrizo ha elaborado trabajosamente a lo largo de cinco años. Una de las respuestas podría ser porque se trató de un prolongado y multitudinario placer culposo, como las publicaciones humorísticas semanales, las comedias de Germán Ziclis, los radioteatros de Juan Carlos Chiappe o las películas de Alfredo Barbieri y Amelita Vargas.Pero existen muchas otras razones y todas ellas se exponen exhaustivamente en las páginas de este libro.
Jorge Andrés