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Mary Shelley

El último hombre

  • Mariela Rafaelahar citeretsidste år
    Estoy sola sobre la tierra,

    sin nadie que conozca mi espíritu secreto,

    nadie que calme los pinchazos inefables

    de las fantasías de mi corazón desbocado.
  • Raquelhar citeretfor 4 år siden
    Velada para siempre al cruel ojo del mundo ha de quedar la emoción de ese momento. Aún siento su elegante forma presionando mi acongojado corazón… Todavía mi vista y mi pulso y mi respiración se estremecen y flaquean con el recuerdo de aquel primer beso.
  • Raquelhar citeretfor 4 år siden
    Mi respuesta estaba lista; un reproche que consideraba calculado para que se clavara en su mismísimo corazón. Para entonces, ya se acercó; y su apariencia desterró al instante, con una amable brisa del oeste, mi nublada ira: un chico alto, esbelto y pálido, con una fisionomía que expresaba el exceso de sensibilidad y de refinamiento, se plantó ante mí. Los rayos del sol de la mañana teñían de dorado sus sedosos cabellos y esparcían luz y gloria sobre su resplandeciente rostro.

    —¿Qué está pasando? –exclamó.

    Los hombres, vehementes, comenzaron su defensa; él los apartó, diciendo:

    —Dos de vosotros a la vez contra un muchacho, ¡qué vergüenza!

    Se me acercó:

    —Verney –exclamó–, Lionel Verney, ¿nos encontramos por primera vez así? Nacimos para ser amigos y, aunque la mala fortuna nos haya separado, ¿no vas a reconocer el vínculo hereditario de amistad que, confío, nos unirá de ahora en adelante?

    A medida que hablaba, sus sinceros ojos, clavados en mí, parecían leerme el alma: mi corazón, mi salvaje y vengativo corazón, sintió la influencia de su amable bondad calar en él, mientras que su apasionante voz, como la melodía más dulce, despertó un eco mudo en mi interior y confinó a las profundidades toda la sangre de mi cuerpo. Deseaba contestar, reconocer su bondad, aceptar la amistad que me proponía, pero las palabras, las palabras apropiadas, no estaban disponibles pa­ra el rudo montañero. Le habría tendido la mano, pero la mancha acusadora me lo impedía. Adrian se apiadó de mi titubeante comportamiento:

    —Ven conmigo –dijo–. Tengo mucho que contarte. Ven a casa conmigo. ¿Sabes quién soy?

    —Sí –exclamé–, ahora sí creo que te conozco y que perdonarás mis errores… mi delito.

    I ship it (#sorrynotsorry)

  • Raquelhar citeretfor 4 år siden
    Pero, si todas sus virtudes derivan únicamente de su posición; por ser rico, lo llaman generoso; por ser poderoso, valiente; por estar bien atendido, es afable.
  • Raquelhar citeretfor 4 år siden
    Inglaterra había sido escenario de trascendentales batallas durante mi primera infancia. En el año 2073, el último de sus reyes, el antiguo amigo de mi padre, había abdicado en conformidad con la serena fuerza de las protestas de sus súbditos, y se instauró una república
  • Raquelhar citeretfor 4 år siden
    Era como un terreno fértil que bebía los aires y los rocíos del cielo y los devolvía a la luz en la forma de frutas y flores; pero también era, a menudo, oscura y áspera como ese terreno, arada y sembrada nuevamente con semillas nunca vistas.
  • XRicardo CartasXhar citeretfor 4 år siden
    La consecuencia fue una fiebre nerviosa, durante la cual fue cuidado por la hija de un campesino pobre, bajo cuyo techo se alojaba. Ella era encantadora, amable y, sobre todo, buena con él; tampoco puede sorprender que el antiguo ídolo de la belleza de alta alcurnia pudiera, incluso en un estado lamentable, parecer un ser de naturaleza elevada y maravillosa ante la humilde campesina. El apego entre ellos dio lugar a un desgraciado matrimonio, del que yo fui el retoño.
  • XRicardo CartasXhar citeretfor 4 år siden
    Hicimos una rápida selección de algunas de las hojas, cuya escritura al menos uno de nosotros pudiera entender, y después
  • XRicardo CartasXhar citeretfor 4 år siden
    Podíamos descifrar poco bajo la tenue luz, pero parecían contener profecías, detalladas relaciones de acontecimientos que habían ocurrido hacía poco
  • XRicardo CartasXhar citeretfor 4 år siden
    La gripe aviar y el COVID-19 son originarios de Oriente y, más concretamente, de China. El énfasis en la procedencia es indicio del temor y el rechazo que implica cualquier epidemia, identificada con otras sociedades, otras etnias y otros pueblos.
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