¡la virtud! Pero ¿qué es la virtud? ¿en qué consiste?, he deseado comprenderlo, pero en vano he preguntado la verdad a los hombres. Me acuerdo de que cuando mi amo me enviaba a confesar mis culpas a los pies de un sacerdote, yo le preguntaba al ministro de Dios qué haría para alcanzar la virtud. La virtud del esclavo me respondía, es obedecer y callar, servir con humildad y resignación a sus legítimos dueños, y no juzgarlos nunca.
Esta explicación no me satisfacía. ¡Y qué!, pensaba yo, ¿la virtud puede ser relativa?, ¿la virtud no es una misma para todos los hombres?