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Thomas Bernhard

El sobrino de Wittgenstein

Thomas Bernhard, durante una estancia en un sanatorio, profundizó su amistad con Paul Wittgenstein, hombre original, pintoresco y patético, un verdadero personaje de novela. En cuanto a su tío Ludwig, el mítico filósofo en cuya vida o leyenda se inspiraba Corrección, sólo aparece aquí como en hueco, como una ausencia muy marcada. Se ha dicho que mientras Ludwig llevó su filosofía al papel y no su locura, Paul era un loco porque reprimió su filosofía y no la publicó, exhibiendo sólo su locura. Un libro con fuerte acento «autobiográfico» en el que el autor nos confía una vez más, y cada vez mejor, cosas triviales y profundas, y divertidas hasta saltarse las lágrimas, sobre la vida, el arte, los premios literarios, los cafés vieneses, la vida en el campo, las carreras de automóviles, la enfermedad y la muerte, en uno de esos soliloquios alucinados, repetitivos y despiadados de los que posee el secreto. En esta furiosa revelación que se inflige y nos inflige, ese terrible narrador, decididamente incómodo, nos habla también por primera vez de la amistad. Lo hace admirablemente y, por utilizar una de sus expresiones, sin el menor miramiento, y eso hace mucho daño.
120 trykte sider
Oprindeligt udgivet
2006
Udgivelsesår
2006
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Vurderinger

  • Diego Zapatahar delt en vurderingfor 11 dage siden
    👍Værd at læse
    🔮Overraskende
    🎯Læseværdig
    💧Tåreperser

  • Pablohar delt en vurderingfor 3 år siden
    👍Værd at læse

Citater

  • Diego Zapatahar citeretfor 12 dage siden
    La hipocresía de los sanos hacia los enfermos es la más difundida.
  • Diego Zapatahar citeretfor 12 dage siden
    Uno, Ludwig, fue quizá más filósofo, el otro, Paul, quizá más loco, pero posiblemente creemos que el primero, el Wittgenstein filosófico, es el filósofo, sólo porque llevó al papel su filosofía y no su locura, y que el otro, Paul, era un loco porque reprimió su filosofía y no la publicó y sólo exhibió su locura. Los dos eran personas totalmente extraordinarias y cerebros totalmente extraordinarios, uno dio publicidad a su cerebro y el otro no. Podría decir incluso que uno publicó su cerebro y el otro practicó su cerebro. ¿Y cuál es la diferencia entre un cerebro publicado y que se publica continuamente y uno practicado y que se practica continuamente?
  • Diego Zapatahar citeretfor 12 dage siden
    Los llamados médicos psiquiatras designaban la enfermedad de mi amigo unas veces de esta forma y otras de aquélla, sin tener el valor de reconocer que para aquélla, como para todas las demás enfermedades, no hay calificación correcta sino siempre, únicamente, designaciones equivocadas, siempre engañosas, porque en fin de cuentas, como todos los demás médicos, se facilitaban las cosas y, en definitiva, se las simplificaban de un modo criminal, al menos designando una y otra vez las enfermedades de forma equivocada. A cada instante pronunciaban la palabra maníaco, a cada instante la palabra depresivo y en todos los casos era siempre falso.

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