Desde las primeras representaciones, tanto las del kinetoscopio de Edison, como las del cinematógrafo de los hermanos Lumière, el espectador se ve confrontado con una nueva “realidad” que es aquella que se muestra en la pantalla. Es una nueva “realidad” en la que personas, animales y medios de transporte se mueven, como también se mueven las hojas al viento. Y se mueven ya como en las célebres vistas de los Lumière, La salida de los obreros de la fábrica (La Sortie de l’Usine Lumière à Lyon, 1895) y La llegada del tren a la estación (L’Arrivée d’un train en gare de La Ciotat, 1895), en dirección al espectador; cierto que, después de que se abre el portón de la fábrica, los obreros se desplazan en dirección a los dos lados, y en la llegada del tren se traza una diagonal desde el extremo derecho del fondo hasta la punta lateral izquierda en la