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Natalia Ginzburg

Las pequeñas virtudes

  • Eduardo Limahar citeretfor 3 år siden
    Existen dos tipos de silencio: el silencio con uno mismo y el silencio con los demás. Tanto una forma como la otra nos hacen sufrir igualmente. El silencio con uno mismo está dominado por la violenta antipatía que nos invade hacia nuestro propio ser, por el desprecio hacia nuestra alma, tan vil que no merece que se le diga nada. Está claro que es preciso romper el silencio con uno mismo si queremos tratar de romper el silencio con los demás. Está claro que no tenemos ningún derecho a odiar a nuestra propia persona, ningún derecho a callar nuestros pensamientos a nuestra alma.
  • Juana Alfonsohar citeretfor 3 år siden
    Entonces yo tenía fe en un porvenir fácil y alegre, lleno de deseos satisfechos, de experiencias y de empresas comunes. Pero aquella fue la mejor época de mi vida, y sólo ahora que ha pasado para siempre, sólo ahora, lo sé.
  • Aidee Venturahar citeretfor 3 år siden
    Es más, tal vez, para aprender después a caminar con los zapatos rotos, sea conveniente tener los pies secos y calientes cuando se es niño
  • Lili Joaquínhar citeretfor 2 år siden
    desnudar las raíces del propio silencio
  • Andrea Murielhar citeretfor 3 år siden
    Por mis dolores reales, no lloro nunca.
  • Renata Uribehar citeretfor 3 år siden
    Después de muchos años, sólo después de muchos años, cuando entre nosotros y esta persona se ha tejido una tupida red de hábitos, de recuerdos y de violentos conflictos, sabremos, por fin, que era de verdad la persona adecuada para nosotros, que no habríamos soportado a otra, que sólo a esa persona podemos pedirle todo lo que nuestro corazón necesita.
  • Cándida Dzibhar citeretfor 13 dage siden
    Contemplamos cómo caía la noche de septiembre sobre las riberas cubiertas de hierba y los campos arados. Éramos todos muy amigos, y nos conocíamos desde hacía muchos años, personas que habían trabajado y pensado siempre juntas.
  • Cándida Dzibhar citeretfor 13 dage siden
    Ahora nos damos cuenta de que nuestra ciudad se parece al amigo que hemos perdido y que tanto la amaba; es, como era él, laboriosa, ceñuda en su actividad febril y terca, y, al mismo tiempo, apática y dispuesta a holgazanear y a soñar. En la ciudad que se le parece, sentimos revivir a nuestro amigo dondequiera que vayamos
  • Cándida Dzibhar citeretfor 14 dage siden
    Los sueños no se hacen nunca realidad, y en cuanto los vemos rotos, comprendemos de repente que las mayores alegrías de nuestra vida están fuera de la realidad.
  • Cándida Dzibhar citeretfor 14 dage siden
    os sueños no se hacen nunca realidad, y en cuanto los vemos rotos, comprendemos de repente que las mayores alegrías de nuestra vida están fuera de la realidad.
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