Sherry Turkle

En defensa de la conversación

  • Jesús Muñozhar citeretfor 4 år siden
    Así que detuve el coche y me puse a llorar como un bebé. Lloré un montón, y fue precioso… La tristeza es poética… Tenemos suerte de vivir momentos tristes. Y luego tuve un sentimiento de felicidad, porque cuando te permites tener momentos tristes, tu cuerpo tiene como unos anticuerpos que acuden a toda velocidad cuando te pones triste. Pero como no nos gusta esa primera sensación de tristeza, la apartamos de nosotros con el teléfono. Así que nunca te sientes completamente feliz ni completamente triste. Solo te sientes como satisfecho con tus productos. Y luego… Te mueres
  • Jesús Muñozhar citeretfor 4 år siden
    Pero tener a la persona íntegramente delante de ti es sin duda la mejor forma de comenzar. Este tipo de encuentro nos proporciona la mayor cantidad de información posible para decidir luego qué herramienta de comunicación necesitamos a medida que avanzamos
  • alejandro carmonahar citeretfor 4 år siden
    Hemos hablado bastante, pero no hemos conversado.

    samuel johnson, The Rambler (1752)
  • Adal Cortezhar citeretfor 4 år siden
    En mi casa tengo tres sillas; una para la soledad, otra para la amistad y una tercera para la sociedad.

    henry david thoreau, Walden
  • Ramón Paezhar citeretfor 8 måneder siden
    Nos hemos embarcado en un viaje por el olvido que tiene varias etapas. En la primera, hablamos a través de máquinas y olvidamos lo esencial que la conversación cara a cara es para nuestras relaciones, nuestra creatividad, y nuestra capacidad para sentir empatía. En una segunda etapa, vamos más allá y hablamos no solo a través de máquinas sino también con máquinas. Este es un punto de inflexión. Cuando nos planteamos hablar con máquinas sobre nuestros problemas más humanos, nos enfrentamos a un momento que puede abrirnos los ojos y llevarnos al final de nuestro olvido. Es una oportunidad de reafirmar lo que nos hace humanos.
  • Ramón Paezhar citeretfor 8 måneder siden
    Thoreau dijo que cuando la conversación crecía, se llevaba a sus huéspedes a la naturaleza. Esta imagen me lleva a pensar también en una «cuarta silla», para las conversaciones que Thoreau no podría haber previsto. Contemplo cómo hemos creado una «segunda naturaleza», una naturaleza artificial, y tratamos de entablar diálogo con ella. Hemos creado máquinas que hablan16 y, al hablar con ellas, no podemos evitar atribuir una naturaleza humana a objetos que no la tienen.
  • Ramón Paezhar citeretfor 8 måneder siden
    No basta con pedir a tus hijos que guarden el teléfono. Debes dar ejemplo y guardar el tuyo. Si los niños no aprenden a escuchar, a defenderse por sí mismos y a negociar con otros en el aula o en las comidas familiares, ¿cuándo aprenderán el toma y daca necesario para forjar relaciones de calidad o para, dicho sea de paso, participar en el debate público como ciudadanos de una democracia?
  • Ramón Paezhar citeretfor 8 måneder siden
    . Nosotros somos los responsables de legarles lo más preciado que sabemos: debemos hablar con la próxima generación de nuestras experiencias, de nuestra historia; compartir con ellos lo que creemos que hemos hecho bien y también lo que creemos que hemos hecho mal.
  • Ramón Paezhar citeretfor 8 måneder siden
    Las perturbaciones empiezan con la soledad, la primera silla de Thoreau. Investigaciones recientes demuestran que las personas se sienten incómodas si se las deja a solas con sus pensamientos, aunque sea solo durante unos pocos minutos. En un experimento, se pidió a la gente que permaneciera sentada —sin teléfono ni un libro— durante quince minutos. Al principio del experimento, se les preguntó también si estarían dispuestos a administrarse descargas eléctricas a sí mismos en caso de aburrirse. Dijeron que por supuesto que no: por mucho
  • Ramón Paezhar citeretfor 8 måneder siden
    Estas tres sillas marcan los puntos de un círculo virtuoso que une la conversación con la capacidad de empatía e introspección. En la soledad, nos encontramos a nosotros mismos y nos preparamos para acudir a la conversación con algo que decir que sea auténtico, nuestro. Cuando confiamos en nosotros mismos, somos capaces de escuchar a los demás y de entender de verdad lo que tienen que decir. Y, además, cuando conversamos con los demás mejoramos nuestra capacidad para dialogar con nosotros mismos.

    Por supuesto, este círculo virtuoso es una idealización, pero incluso si tenemos esto en cuenta, funciona.
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