La madriguera, el alimento: hacia su búsqueda -hacia su cobijo— nos guían madres e hijas, y madres y huérfanas, y germinantes; también la niña que se fue y la niña que no se fue, y los ángeles de placenta sonora y los ángeles que aman. Mientras tanto, mientras las flores se cazan porque a la belleza no le queda otro remedio, mientras el cuerpo desemboca y los nombres se dicen en la herida, advierte Aurora H. Camero: «hasta que supe mi sexo // y era violeta/ violeta/ violeta/ violeta/ violeta/ violeta/ violeta violeta/ violeta/ violeta…».
Hasta que supe mi sexo: antes ha sucedido algo, más sucederá después. Estos poemas nos cuentan el viaje de una vida, nos incluyen en esta historia en la que caben la ternura y la emoción de aquello que se desea, y al mismo tiempo su crudeza y su violencia.
Violeta es el libro de muchas preguntas, «qué pauta seguirá mi cuerpo/ tallo o polvo/ contra su imagen», y de las afirmaciones. Una de ellas: que este debut nos revela la voz de Aurora H. Camero como una de las más fascinantes de la nueva poesía hispanoamericana, capaz de elevar un atractivísimo mundo de sensaciones y sentidos.
Violeta, de Aurora H. Camero, obtuvo un accésit en el I Premio Ana Santos Payán para Proyectos de Libros de Poesía. Un jurado compuesto por Luna Miguel, Raúl Quinto y Elena Medel consideró que se trata de «una escritura profundamente politica, engarzada en una constante reflexión sobre la identidad: y una escritura de honda inteligencia, fragmentaria, que desde estos quiebres se forja mientras se forja el poema mismo, con nuestra complicidad lectora».