Continuando lo que inició en el libro sobre el evangelio según Mateo, el autor ofrece una colección de 48 meditaciones sobre los fragmentos del evangelio de Lucas que se leen en las Eucaristías dominicales. Nos encontramos también aquí con textos, como todos los del Nuevo Testamento, de los que se han podido conservar e investigar miles de pergaminos y papiros de años muy cercanos a los hechos y palabras de Jesús de Nazaret a diferencia de cualquiera de las obras clásicas de la Antigüedad. Lucas (que acusa una superioridad literaria y cultural sobre los otros evangelistas) no se dirigió a los cristianos procedentes del judaísmo –como fue el caso de Mateo— sino a cristianos o interesados por el mensaje de Jesús, procedentes del paganismo. No fue un testigo directo de las actuaciones y discursos de Jesús, aunque tuvo relación con alguno de ellos. Pero igualmente, recogió un mensaje que en mayoría de ocasiones se había dirigido a pescadores, pastores, campesinos, y a oyentes vinculados a una situación de esclavitud. En menos ocasiones, se había dirigido a representantes o grupos de la élite política o religiosa, como los fariseos, los saduceos, los sumos sacerdotes, los letrados y militares del ejército romano. En medio de todas estas circunstancias, ¿qué es lo que podemos conocer sobre Jesús y sus enseñanzas, a través del testimonio de Lucas? Esto es lo que trata de ofrecer el autor al dirigirse a lectores de origen pagano –tal como era Lucas— cristianos, o interesados por el cristianismo, que viven en unas circunstancias muy diferentes de las que vivieron los evangelistas, que dejaron constancia escrita de lo esencial del su mensaje espiritual de Jesús, en vistas a su transformación en colaboradores con Dios en la construcción de una Nueva Humanidad, como decía Pablo de Tarso.