Figura insoslayable del pensamiento político contemporáneo, en Antonio Gramsci confluyen el filósofo y el periodista, el historiador y el político, el crítico literario y cultural. Elegido diputado en abril de 1924 y secretario del Partido Comunista de Italia poco después, el genial sardo fue condenado por un Tribunal Especial fascista a veinte años de reclusión en junio de 1928. Tras años de malos tratos y confinamiento que acabarían por minar su frágil salud, falleció en Roma en 1937.
Es justamente en su última década de vida, años de prisión y aislamiento –salvo por las visitas de su cuñada Tatiana Schucht, salvo por Piero Sraffa–, distante la familia y cada vez más alejado de su partido, cuando Gramsci reconstruye, auxiliado por sus lecturas, todo un mundo intelectual, propio, que alumbrará los portentosos Cuadernos de la cárcel. Marxista heterodoxo, su arrojo intelectual, sus preocupaciones por el lenguaje, por la cultura, por las clases populares (subalternas), hacen de su obra, gestada en tan difíciles condiciones, un referente inexcusable para todas las izquierdas.
Giuseppe Vacca, a quien debemos algunas de las contribuciones más sobresalientes sobre Gramsci, combina magistralmente biografía y exégesis intelectual y política en esta obra, una admirable pesquisa sobre lo que Gramsci pudo pensar, pudo escribir, pudo escrutar.