En sus comentarios sobre cinco parábolas tomadas del Lieh Tzu, Osho hace una interpretación fresca y contemporánea de la clásica sabiduría del Tao. Lieh Tzu fue un célebre maestro taoísta del siglo -IV, y sus astutas críticas a Confucio aportan abundantes oportunidades para que el lector explore los contrastes entre lo racional y lo irracional, lo masculino y lo femenino, lo estructurado y lo espontáneo.
El sendero del Tao viene estructurado en los siguientes capítulos:
"¿Quién es realmente feliz?" utiliza el descubrimiento de una calavera humana a la vera de un camino para indagar en la cuestión de la inmortalidad y en cómo el misterio surge de la existencia del ego.
«Un hombre que sabe cómo consolarse» se concentra en la aparente alegría de un monje errante y cuestiona la perdurabilidad de la felicidad a lo largo de los altos y bajos de la vida.
“Sin arrepentimiento” es una parábola sobre la diferencia entre la sabiduría recogida del exterior y el “conocimiento” que surge desde dentro.
“No hay descanso para los vivos” utiliza un diálogo entre un buscador abatido y su maestro para revelar los límites de la filosofía y las consecuencias catastróficas de vivir en virtud de un objetivo futuro.
«Es mejor estar quieto, es mejor estar vacío» trata de las diferencias entre el sendero de la voluntad, la vía afirmativa del cristianismo, el judaísmo y el Islam, y el sendero del místico, la vía negativa de Buddha y de Lao Tzu.
«Acatar la Torá, estar abierto al Tao» es una sección de preguntas y respuestas que, en términos prácticos y concretos, gira en torno a la aplicación cotidiana de la comprensión taoísta.