«El vegetal se vengaba del hombre. Construía dentro de él un árbol que extendía sus hojas en las evaporaciones cerebrales. Pendía de ese árbol irreal, en el que cantaba». Estas líneas, bosquejadas por Lezama Lima en Artaud y el Peyotl", emiten sus raíces y ramificaciones imaginarias en dos obras extremas del barroco y el neobarroco americanos. de una parte, el Tratado de las supersticiones y costumbres gentílicas de Hernando Ruiz de Alarcon (1629).