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Cristina Sánchez-Andrade

El niño que comía lana

  • Monserrat Diazhar citeretfor 2 år siden
    arecía como si su aroma infantil a lágrimas, leche y sopa lo hubiera aproximado al mundo del animal.
    Sujetándole la cabeza, le introdujo la tetina en la boca; por fin el cordero consiguió mamar. Esto lo llenó de satisfacción: deseaba que su padre se sintiera orgulloso de él.
    Al terminar de dar de comer al cordero, miró lentamente a su alrededor: sus ojos parpadearon de codicia. Descolgó un salchichón colgado del techo y comenzó a engullirlo. Antes de terminarlo, ya estaba abriendo la alacena. Sacó pan, galletas, queso. Se llevó un puñado de frutos secos a la boca y, cuando terminó de masticarlos, abrió la nevera, sacó una botella de leche y comenzó a beber. La nuez del niño cloqueaba como un desagüe y, por las comisuras de la boca, la leche se desbordaba, bajaba a lo largo del cuello y le mojaba la camisa. Cuando se acabó la leche, tomó el queso. Después de un buen rato comiendo a dos carrillos, quedó ahíto.
    Un poco más tarde, tras engullir el último trozo de embutido que encontró por la cocina, subió a ver a su tía. Abrió la puerta de la habitación y la encontró tumbada, larga y lacia sobre la cama. La comida le pesaba en el estómago y le acometió una náusea.
  • The PoemTubehar citeretfor 3 år siden
    Hacían: ¡crac!, ¡crac!, y la oveja madre, mirando desde la distancia, balaba.

    Balaba babas y sangre
  • The PoemTubehar citeretfor 3 år siden
    Entonces se fija en el dedo. El sexto dedo le recuerda a los tallitos que despuntan del rosal que trepa por la fachada del pazo. Se queda observando la labor otro rato y luego introduce la mano en su bolso, revuelve y saca algo envuelto
  • The PoemTubehar citeretfor 3 år siden
    Mierda de oveja, seda azul, lana de barro mugriento, sangre en una bota. El niño pensaba en todo eso cuando se elevó un revuelo.
  • The PoemTubehar citeretfor 3 år siden
    Los fideos se le deslizaban por el cuello y se le metían por dentro de la camisa como gusanos

    Esto me interesa

  • Alicia M. Mareshar citeretfor 3 år siden
    que conectan con la tumba de los niños que aún viven en el corazón, que conecta con pasajes subterráneos hechos de ramitas y de recuerdos, que conecta con esa oscuridad que todos llevamos dentro y que nos impide respirar.
  • Alicia M. Mareshar citeretfor 3 år siden
    Lolita tiene un aire de esos lejanos. Es ultramarina.
  • Alicia M. Mareshar citeretfor 3 år siden
    Llovía y entramos en el Derby a tomar un café. Recordamos aquellos veranos con cariño. Ella habló del primer beso que le di bajo la higuera de la casa roja, de una estrella de mar que le regalé y de unos melocotones que robamos en una huerta. No se lo dije, pero yo no me acordaba de nada de todo eso.
  • Alicia M. Mareshar citeretfor 3 år siden
    Aquella voz nacida de buches de aves y de ramas quebradizas me penetraba. Las raíces de esa oscuridad se extendían por todas partes bajo la tierra rompiendo la sólida roca sobre la que se asentaba nuestra casa.
  • Alicia M. Mareshar citeretfor 3 år siden
    –¿No rezan algunos al cielo? –preguntó cuando hubo concluido un avemaría.

    –Pues claro –respondió la hija–, pues claro.

    Faustina miró a su yerno de reojo.

    –Pues yo rezo al infierno –añadió.
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