Todas las historias tratan sobre la transformación. Lo sepamos o no, contemos lo que contemos, lo que compartimos con el público es siempre un «momento umbral», es decir, un cruce vital, un punto de inflexión, una bifurcación del camino. El umbral es un toque de atención: es hora de despertar y enfrentarnos al reto que se nos presenta. Es básicamente una llamada a la transformación. Ha llegado el momento de descubrir el valor que tenemos dentro y convertirnos en lo mejor que podemos llegar a ser. Es siempre un momento «elemental», una especie de llama, una chispa que nos conduce a la transformación.