Pero qué gusto me da oír eso, porque por ahí decían que usted era del otro equipo, mi querido sobrino.
—No, tío, cómo se te ocurre, eso jamás.
—Mira, Joaquincito, ven ahorita mismo con tu chica y les voy a dar una pastillita que no falla. Se llama la píldora del día siguiente.