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Stephen King,Owen King

Bellas durmientes

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  • Klau Vázquezhar citeretfor 3 år siden
    Hicks examinaba los libros que Maura había elegido de las estanterías: Peter Straub, Clive Barker, Joe Hill.

    Jejejeje que puedo opinar

  • Marjorie Ruedahar citeretfor 4 år siden
    El tiempo todo lo cura. O todo locura, y la locura no tiene cura, como señaló algún gracioso.
  • Laura Rodriguezhar citeretfor 5 år siden
    Lo mismo da que seas rica o pobre,
    que seas lista o tonta.
    El sitio de una mujer en este mundo
    está en el puño de un hombre.
    Y si has nacido mujer,
    has nacido para que te hagan sufrir,
    has nacido para que te pisoteen,
    para que te mientan,
    para que te engañen,
    y para que te traten como a un perro.
  • Laura Rodriguezhar citeretfor 5 år siden
    mismo da que seas rica o pobre,
    que seas lista o tonta.
    El sitio de una mujer en este mundo
    está en el puño de un hombre.
    Y si has nacido mujer,
    has nacido para que te hagan sufrir,
    has nacido para que te pisoteen,
    para que te mientan,
    para que te engañen,
    y para que te traten como a un perro.
  • Laura Rodriguezhar citeretfor 5 år siden
    SANDY POSEY,
    «Born a Woman»
    (letra de Martha Sharp)
  • Robin Pérezhar citeretfor 5 år siden
    Era algo natural, evidente y esencial. Si faltaban piezas en el juego, a veces —incluso a menudo— era posible confeccionar nuevas.
  • Robin Pérezhar citeretfor 5 år siden
    Un nuevo comienzo para todas las mujeres en el mundo equivalía a una despedida para siempre de sus preciados hijos, y eso no podían soportarlo. También eso partió el corazón a Evie. Los hijos mataban a los hijos. Los hijos mataban a las hijas. Los hijos dejaban armas donde otros hijos podían encontrarlas y disparar accidentalmente contra sí mismos o contra sus hermanas. Los hijos quemaban bosques y los hijos vertían sustancias en la tierra en cuanto los inspectores de la Agencia de Protección del Medioambiente se iban. Los hijos no telefoneaban el día del cumpleaños. Los hijos no eran aficionados a compartir. Los hijos pegaban a los niños, estrangulaban a las novias. Los hijos tomaban conciencia de que ellos eran más grandes y nunca lo olvidaban. Los hijos hacían daño a una si se negaba a decir que creía sus mentiras. A los hijos les traía sin cuidado el mundo que dejaban a sus hijos o a sus hijas, por más que afirmaran que sí les preocupaba cuando llegaba el momento de hacer campaña.
  • Robin Pérezhar citeretfor 5 år siden
    Los hombres prometían no levantar nunca la mano a sus mujeres e hijos con mucha frecuencia, y en un primer momento hablaban sinceramente, pero solo eran capaces de mantener sus promesas durante uno o dos meses, como mucho. La ira se reproducía, como un brote de malaria recurrente. ¿Por qué habría de ser distinto ahora?
  • Robin Pérezhar citeretfor 5 år siden
    Soy una mujer, y como cualquier otra en casi todos los sentidos. Como las mujeres a quienes estos hombres aman. Aunque la palabra «amor» es peligrosa en labios de los hombres. Muy a menudo no quieren decir lo mismo que las mujeres cuando la pronuncian. A veces quieren decir que matarán por ese amor. Otras veces, cuando la pronuncian, no quieren decir prácticamente nada. Cosa, claro, que la mayoría de las mujeres acaba descubriendo. Algunas con resignación, muchas con pesar.
  • Robin Pérezhar citeretfor 5 år siden
    A mí no me pareces tonto —respondió Michaela, lo cual no era cierto. Extendió una sábana sobre su cabeza.

    —Me siento como una nenaza.

    Michaela detestaba esa palabra. Pese a estar oyendo las reverberaciones del tiroteo, le tocó una fibra sensible. Le disgustaba esa identificación de la feminidad con la cobardía, entre otras cosas porque ella no tenía nada de cobarde. Janice Coates no la había criado para ser una blandengue.
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