Novela de ajedrez

¿no es acaso lo más fácil del mundo considerarse un gran hombre cuando no se tiene ni la menor idea de que hayan existido alguna vez un Rembrandt, un Beethoven, un Dante, un Napoleón?

Tenía ahora de pronto una ocupación, estéril y absurda si usted quiere, pero era una ocupación que aniquilaba la nada a mi alrededor;

nadie puede describir, ni medir, ni expresar ante los demás ni ante sí mismo cuánto dura el tiempo fuera del tiempo, fuera del espacio

Sentía cómo flaqueaban mis fuerzas, sentía cómo se iba acercando el momento en el que para poderme salvar lo diría todo,

que resultaba más terrible para mí durante aquellos interrogatorios era no poder adivinar ni calcular nunca lo que sabía en realidad la gente de la Gestapo de los asuntos de mi gestoría ni lo que pretendía que yo confesase.

Sólo entonces adquirí conciencia de la diabólica eficacia de aquel sistema para aniquilar el espíritu

Aquí no había nada que pudiera distraerme de mis pensamientos, de mis alucinaciones, de mis recapitulaciones enfermizas.

me permitían tener ni libros, ni diarios, ni papel, ni lápiz, y la ventana daba a una pared ciega.

la vista ni el oído ni ningún otro sentido recibían, ni de noche ni de día, estímulo alguno:

»Fueron quince días de vivir fuera del tiempo, fuera del mundo.