intrínseca, como su propio nombre indica, es la que viene del interior, la que produce placer per se, satisfacción personal e intransferible; la extrínseca es la que tiene que ver más con la recompensa externa, ya se produzca esta en términos de dinero o de poder (generalmente, valga la redundancia); y la trascendente, que es de la que menos suele hablarse y para mí se convierte en la más importante, es aquella que pasa por encima de los propios intereses para centrarse en los del grupo, aquella que tiene que ver con el bien social, con reportar a la sociedad, con devolverle parte de lo que nos ha dado, con buscar en la empresa el beneficio social