Los personajes de esta historia se aferran a la amistad en un mundo que les ha arrebatado su futuro, mientras habitan una Barcelona vibrante donde predominan las drogas, la violencia y los desafíos psicológicos. La protagonista enfrenta el desafío de amar a Lorena porque, al contrario de lo que imagina, el amor a los veinte no es un cuento de hadas, sino una herida abierta que supura celos, abandono y frustraciones.
Con un ritmo vertiginoso y una escritura descarnada que desafía a los lectores, Mañana ya no hablaremos de nada pone en evidencia de qué modo la neurodiversidad determina nuestra percepción del mundo –la calle, el amor, la diversión, el autoconcepto— y las relaciones con los otros.
Montse Bizarro nos muestra con habilidad, sensibilidad y compasión que habitamos una época en la que la estabilidad psicológica se ha convertido en un bien preciado. Y, ante la implacable autoexplotación de nuestro tiempo, nos plantea una pregunta crucial: ¿quién posee una salud mental intacta?