La conciencia plena nos permite escuchar el dolor, el sufrimiento y el miedo que habita en nuestro interior. Cuando notamos que el sufrimiento o el miedo hacen acto de presencia, no tratamos de huir. De hecho, lo que debemos hacer es retroceder y ocuparnos de ello. No nos da miedo sentirnos abrumados, porque sabemos cómo respirar y caminar para generar la suficiente energía consciente como para reconocer y lidiar con el sufrimiento. Si respiras y caminas con conciencia plena, dejarás de tener miedo de estar a solas contigo mismo.