Dicen que todas las personas tenemos un lugar en el mundo. Nuestro espacio. El sitio en el que alcanzamos la paz. Al que pertenecemos y que nos pertenece. Yo lo encontré esa noche. Estaba allí, con mi mejilla sintiendo su carne de gallina, la nariz aspirando su olor y los ojos cerrados. Mi casa sin muros. Mi universo en el que volar.