Estas ideas eran desarrolladas con más detenimiento en su libro de 1988 Mind Children. Anunciaba allí, desde las primeras páginas, un futuro «postbiológico» y «sobrenatural» en el que el género humano sería superado y desplazado, con el orgullo que experimentaría cualquier padre, por su «progenie artificial», por sus «hijos mentales». Pero la visión del final de los tiempos asciende ahora a alturas mayores:
Nuestra especulación termina en una supercivilización, síntesis de toda la vida del sistema solar, que constantemente mejora y se expande, que se propaga más allá del Sol, que convierte en mente la no-vida. Y posiblemente haya otras burbujas expandiéndose desde algún otro lugar. ¿Qué sucede si nos encontramos con una de ellas? Una posibilidad es la fusión negociada, lo que solo requeriría un esquema de traducción entre las representaciones de la memoria. Este proceso, que posiblemente está ocurriendo ahora en algún lugar, podría convertir al universo entero en una extensa entidad pensante, un preludio de cosas todavía más grandes.11