En esta investigación vemos nuevamente a un sistema de justicia mexicano totalmente podrido que no tiene reparo en realizar montajes de rescates para la televisión, olvidar la presunción de inocencia, fabricar culpables, obtener confesiones a base de tortura y una larga lista de acciones y omisiones que nos muestran como opera la policía, los ministerios públicos, los medios de comunicación y los políticos. Es un poco atemorizante también porque da la sensación de que cualquiera podría ser víctima de este sistema.
Es una novela de no ficción que deja con sentimientos encontrados, pero que evidencia la porquería que es el sistema de justicia mexicano, en el que se violan derechos humanos de todos, y pesa más el poder que la justicia.
Creo que nunca sabremos realmente qué pasó. Lo triste y más triste es que sigue pasando...
Muy buen libro