Helechos

eces pienso, sin decirle a nadie, que sería mejor salir y entregarse al virus, dejar que mueran los que tengan que morir y que vivan los que tengan que vivir.

A medida en que pasa el tiempo y el encierro, te vas doblegando y resignando a que esta es la única forma de vida que nos queda.

las plantas son fuertes, parecen invencibles, inmunes a todo.

aceptar la dependencia mutua es la única forma de mantenerse vivos.

Los nacidos en el nuevo tiempo son así, apegados, dependientes. Y qué más da, no se relaciona con nadie que no sea nosotros, y no tenemos mucha esperanza de que eso vaya a cambiar.

Cuando vives en confinamiento casi la mitad del año la soledad termina por acomodarte. De pronto verse en persona te molesta, no tiene el relajo de una buena conversación por cámara, donde los silencios incómodos se pueden resolver fingiendo problemas con Internet.

La vejez era la única enfermedad grave e irremediable, que por lo demás creíamos estar a punto de erradicar. Éramos gigantes, reyes, intocables, dueños, poderosos. Hasta que la mitad del mundo cayó enferma.

Ese bombardeo de información nos angustia, pero más nos angustia no enterarnos de nada, porque todo puede cambiar de un momento a otro y hay que estar alertas.

Éramos gigantes, reyes, intocables, dueños, poderosos. Hasta que la mitad del mundo cayó enferma.

Ese bombardeo de información nos angustia, pero más nos angustia no enterarnos de nada, porque todo puede cambiar de un momento a otro y hay que estar alertas.