Circe Maia

Un viaje a Salto

Con una forma singular —texto a dos voces, relato de viaje, diario— Un viaje a Salto narra hechos igual de extraordinarios. En los meses previos al golpe de Estado de Uruguay, una niña y su madre viajan para ver a su padre y esposo, preso político por asistir como médico al Movimiento Tupamaro.
Tienen el dato de que será trasladado en un tren que se dirige a Salto y que esa puede ser una ocasión para verlo, sin las limitaciones de tiempo y espacio que rigen las escasas visitas permitidas a la cárcel. Es por eso se lanzan a la aventura. En una parada de madrugada se suben a un vagón oscuro donde intentan pasar desapercibidas a la mirada de los soldados que lo custodian, disimularse entre los otros pasajeros, para intentar un contacto. El tren al que se suben es también el de la Historia.
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Oprindeligt udgivet
2021
Udgivelsesår
2021
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Vurderinger

  • Pato Pereyrahar delt en vurderingsidste år
    👍Værd at læse

    Muy duro, muy humano. A las que sufrimos la dictafura en nuestro país, nos retuerce un poco el dedo en la llaga. Pero está tan bien contado, que lo perdonamos. Es parte de la memoria que muchas no tuvimos

  • Ana Saenzhar delt en vurderingsidste år
    👍Værd at læse
    💀Uhyggelig
    🔮Overraskende
    💧Tåreperser

    Muy estrujante y bello. Aprovechar cualquier ocasión para la alegría ante la represión. Muy recomendable.

Citater

  • Pato Pereyrahar citeretsidste år
    Algo que he descubierto: la gran cantidad de mecanismos de defensa que ponemos en juego contra el sufrimiento. Uno, negar las causas, minimizarlas. Esto, realizado por ellos, es valeroso. (Sí estamos bien, dormimos bien, no te preocupes). Realizado por nosotros, es vergonzoso. «¡Si están lo más bien!», decía una señora, madre de un muchachito del P.O.R. «Pensar que los vemos una hora entera a la semana, además, y no media hora cada quince días como a los del Penal de Libertad».

    Negar el sufrimiento, compararlo con otro peor, habituarse a él, he ahí tres mecanismos de defensa que entran en juego, constantemente. Entonces todo tiende a parecer natural. En las largas filas frente a los cuarteles, colas de gente esperando la visita, se oyen a veces risas. ¡Ah!, el humor también
  • MJhar citeretfor 3 år siden
    Cuando el miedo dura mucho, se transforma. Se vuelve valentía, no: acostumbramiento. Eso. En definitiva, cuando uno tuvo demasiado
  • Ana Saenzhar citeretsidste år
    Miro el rostro de la que me habla. Ha sido arrasado por el sufrimiento. Ella tenía un modo de hablar sonriendo a veces irónicamente con los ojos brillantes. Ahora todo lo que asoma en el rostro es amargura. Todavía sonríe y hubiera preferido que no lo hiciera. Me resulta doloroso mirarla. Me muestra dibujos, cuentos, poemas. Su esposo estuvo cuatro meses en confinamiento solitario y le fue muy difícil esa experiencia. Ahora está acompañado y trabaja como químico en el Penal mismo.

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