Sobre la libertad

El género literario de las «memorias de drogadicción» en general ha sido muy de blancos, y, cuando no lo es, muy masculino

el hecho de que algo sea difícil de leer o ver no significa que sea intrínsecamente valioso.

la cualidad desociabilizadora de la adicción –su tendencia a reemplazar el cuidar a los demás por preocuparse tan solo del próximo subidón– corresponde a ciertas expectativas comunes de masculinidad, ya sean heroicas, patéticas o incluso queer.

Me gusta asustar a la gente. La gente aborrece los signos de narcisismo en la mujer. Una fuma para sí misma, incluso contra el otro.»

«El concepto [de lo patético] está claro cuando un hombre lo practica porque un hombre tiene que HACER ALGO para ser patético. No es una persona intrínsecamente patética, como lo es una mujer.»

cuanto más patética es la masculinidad que hay en juego, más heroica puede parecer

Johnson señala que los bardos masculinos han dado testimonio durante mucho tiempo de la «fragmentación, la herida, o de la pérdida de la integridad y el control psíquicos» provocados por el amor romántico, y durante mucho tiempo se ha dado por sentado que este testimonio transmitía conocimientos profundos sobre la naturaleza del deseo. Pero cuando las mujeres describen algo análogo, se considera una prueba de una inestabilidad o masoquismo femeninos intrínsecos.

los autores masculinos «que juegan a la feminidad» nunca han supuesto un impedimento para la consolidación del privilegio o prestigio.

«Cuando los hombres se portan mal, escenifican la mítica vida del artista. Cuando una mujer escribe sobre actividades ilegales, se la considera una puta mentalmente enferma.»

«La relajación producida por la embriaguez [...] es una supresión de la fraternidad, o un asesinato del hermano»