Sobre la libertad

Como dice Butler sobre el duelo –yo considero la primera fase de la abstinencia una forma de duelo, en la medida en que implica abandonar un yo, un pasado o formas de esperanza o de afrontar las cosas de las que antes parecíamos incapaces de prescindir–, implica «aceptar sufrir una transformación (tal vez debería decirse someterse a una transformación) cuyo resultado total no se puede saber de antemano».

Como dice Butler sobre el duelo –yo considero la primera fase de la abstinencia una forma de duelo, en la medida en

llegados a cierto punto, es el consumo lo que garantiza la monotonía, y la abstinencia lo que equivale a lo indeterminado o lo desconocido.

En otras palabras, las drogas nos pueden provocar una sensación de libertad casi inigualable a la vez que, con el tiempo, disminuyen el espacio de nuestra vida para ejercer la libertad.

Después de todo, la dolorosa paradoja de algunas sustancias, al menos para algunas personas, es que brindan acceso a sentimientos de libertad, alivio, sociabilidad o comprensión, pero ese acceso se puede transformar, a veces sin previo aviso, en una aguda sensación de bloqueo, desesperación o alienación.

l mito es que se accede por medio de la voluntad o la huida, más que mediante una aceptación radical, que incluye alguna variedad de desesperación.

Creo que “te” he perdido solo para descubrir que “yo” tampoco estoy», escribe Butler)

Para Butler, así es como debe ser. «Afrontémoslo», escribe. «Nos deshacemos unos a otros. Y si no, nos estamos perdiendo algo.»20

lo opuesto a la adicción no es la abstinencia, sino la conexión humana.

McCann contrasta esta noción de libertad con la manera de entenderla de los miembros de la milicia (y de muchos estadounidenses), que consideran que «la libertad es para las personas y sus propiedades, y para las corporaciones y el dinero». No hace falta decir que estas dos nociones de libertad están en franca contradicción.