A pesar de los notables avances en la lucha contra las enfermedades infecciosas que se han verificado en el último siglo y medio, lo cierto es que la humanidad vive bajo la amenaza permanente de epidemias regionales y pandemias, particularmente de orden viral. Entre las amenazas más patentes está la del virus de la influenza, un virus elusivo de alta contagiosidad y de una patogenicidad potencialmente elevada. «Los expertos concuerdan —se lee en el prólogo de este libro—: nadie puede saber cuándo va a dispararse una pandemia de influenza, pero se sabe que tal cosa ocurrirá tarde o temprano. Los efectos, se sabe también, podrían ser devastadores. Podrían cambiar el mundo tal como lo conocemos.»
El 23 de abril de 2009 se reconoció oficialmente en México la aparición de una nueva cepa del virus de la influenza A(H1N1). En los días y semanas siguientes el país tuvo que hacer frente, no sólo al reto impuesto por la naturaleza, que finalmente no resultó tan grande como se temía, sino sobre todo a sus limitaciones para contenerlo. En el proceso quedaron en evidencia las debilidades del sistema mexicano de salud pública, a la vez que se manifestaron las virtudes que innegablemente tiene y se probaron sus capacidades de adaptación.
El Instituto Mexicano del Seguro Social, que atiende la salud de la mitad de la población del país, representó desde luego un papel central durante la crisis. Daniel Karam, Santiago Echevarría, Juan Lozano, José Luis Romo y Roberto Albiztegui compartieron la conducción del instituto durante esos días cruciales de la vida nacional y aquí, a un lustro de distancia, cuentan su historia. El libro recoge la principal lección: «Un país simplemente no puede darse el lujo de no estar preparado para enfrentar una crisis sanitaria de esa naturaleza. Los costos humanos y materiales que implicaría la aparición de un virus más peligroso pueden ser absolutamente devastadores; una preparación seria y concienzuda ante tal eventualidad es lo único capaz de atenuar los daños.»
¿Estamos hoy mejor preparados que en 2009? ¿Cómo podemos prepararnos mejor? Antes de que sea demasiado tarde, ¿qué le toca a cada quién hacer: al gobierno, a las instituciones públicas y privadas de salud, a las comunidades, a las organizaciones, a los individuos? Estas preguntas gravitan sobre cada una de las páginas de este libro y queda al lector aquilatar la respuesta que le corresponda.