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Bibiana Collado Cabrera

Yeguas exhaustas

Una madre, con los dedos rígidos de triar naranjas en un almacén y limpiar pisos de vacaciones de otros. Una hija, también con los dedos rígidos, pero de teclear papers, tesis y mil trabajos académicos. Y algo que no encaja. La sensación de que debería estar pasando algo que nunca llega a pasar. Este libro nos presenta un rosario de mujeres extenuadas. La falsa promesa del trabajo duro se hace añicos entre estas páginas mientras suenan Camela o Estopa.

Yeguas exhaustas es la historia de una hija que tiene una relación de pareja dañina, que piensa en las heridas del cuerpo, en las tremendas diferencias de clase y sus implicaciones, en el clasismo del «mundo de la cultura», en el acceso al mercado laboral, en la endogamia universitaria y sus laberintos… en definitiva, en el averiado ascensor social.

Esta novela trata de manera certera el paso del siglo xx al xxi en España a través de la propia experiencia: «Me exploro, investigo, reinterpreto pedazos de vida. Juego y cuestiono. Busco causas. Busco alivio. Busco cómplices». Y sin duda los encuentra.

En Yeguas exhaustas Bibiana Collado Cabrera nos lleva a situaciones vividas y sentidas como individuales que en realidad son colectivas. Tan bien contadas, tan reales, que por momentos se nos olvida que estamos ante una novela.
162 trykte sider
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Bookwire
Oprindeligt udgivet
2024
Udgivelsesår
2024
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Vurderinger

  • Edith Estradahar delt en vurderingfor 20 dage siden
    👍Værd at læse
    💡Lærerig

  • Zel Cabrerahar delt en vurderingfor 20 dage siden
    👍Værd at læse
    💧Tåreperser

Citater

  • Edith Estradahar citeretsidste måned
    suciedad y la inseguridad siempre se asocian a los lugares que son de todos. El bienestar siempre está en otra parte.
  • Edith Estradahar citeretsidste måned
    El autoodio, más o menos matizado, fue nuestra gran herencia.
  • Mariana de los Santoshar citeretfor 2 måneder siden
    No recuerdo nada que escueza tanto como el contacto de los tomates con la constelación de heridas de los dedos. Tot el que cou, cura decían. Pero es mentira. No es casualidad, supongo, que escoja esos momentos para recomponer mentalmente la explicación que podría haber dado. Ya no me hace falta mi madre. Yo solita me castigo.

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