¿Qué lleva a un hombre a la crueldad con otro hombre? ¿Qué lleva a una sociedad a esclavizar a sus semejantes, a tratarlos con desprecio, a considerarlos una mercancía? Esas preguntas son las que se hace Rebecca
Hale cuando llega desde Inglaterra al sur de los Estados Unidos, a Old
Oak, una plantación en la que el maltrato es moneda corriente, en la que la crueldad se exhibe como un trofeo. Contratada para trabajar como
institutriz, Rebecca debe lidiar con el carácter irascible del dueño de la hacienda y con el orgullo sureño que no termina de aceptarla como una igual.
A pesar de los castigos y de las persecuciones a los
esclavos que se escapan, las ideas abolicionistas de libertad e igualdad
se extienden, y la disparidad entre el Norte y el Sur hace que el país
esté a punto de la fractura. No del todo ajena a la inminencia de una
guerra, conmiserada de los esclavos, Rebecca los visita en sus barracas
para llevarles la comida que les es escatimada, el abrigo que falta, la compañía que borra las fronteras entre blancos y negros. En esas
circunstancias de desasosiego, encontrará en el hermano del dueño de la
plantación y conocido abolicionista un par con quien compartir ideas,
anhelos y ver llegar las golondrinas que vuelven todos los años.
Cuando
estalle la Guerra de Secesión, sin embargo, lo que quedará será la desolación, el abandono, y los protagonistas de esta historia deberán
dispersarse, aunque muchos de ellos intenten volver de esa diáspora.
Elizabeth
Bowman ha escrito una novela que retrata la crueldad del hombre con el hombre, los horrores de la guerra, las ideas de libertad. Adonde vuelan
las golondrinas es una historia de un tiempo y sus protagonistas, una profunda reflexión sobre la condición humana.