Nicolai Vasilievich Gogol

La nariz

  • fyov2020har citeretfor 4 måneder siden
    Pero no hay nada eterno en el mundo. Por eso, la alegría del primer instante no es ya tan viva a los dos minutos, al tercero se debilita más aún y al fin se diluye inadvertidamente con el estado de ánimo habitual
  • Antonela Espinozahar citeretfor 10 måneder siden
    Aunque, sin embargo, con todo y con ello, si bien, naturalmente, se puede admitir esto y lo otro y lo de más allá, es posible incluso… Porque, claro ¿dónde no suceden cosas absurdas? Y es que, no obstante, si nos paramos a pensar, seguro que hay algo en todo esto.

    ASIES VIZCARRA RUSO

  • Antonela Espinozahar citeretfor 10 måneder siden
    En primer lugar, que no le da ningún provecho a la patria; en segundo lugar… Bueno, pues, en segundo lugar, tampoco le da provecho.

    Yo después de haber estudiado literatura:

  • Antonela Espinozahar citeretfor 10 måneder siden
    «¡Demasiado te conozco a ti. Eres un criticón!»

    De mi Mati no van a estar hablando 😡

  • Antonela Espinozahar citeretfor 10 måneder siden
    «¿Cómo se puede soliviantar a la gente con bulos tan estúpidos e inverosímiles?»
  • Antonela Espinozahar citeretfor 10 måneder siden
    Pero no hay nada eterno en el mundo. Por eso, la alegría del primer instante no es ya tan viva a los dos minutos, al tercero se debilita más aún y al fin se diluye inadvertidamente con el estado de ánimo habitual
  • Antonela Espinozahar citeretfor 10 måneder siden
    Pero, ¿qué diablos es un hombre sin nariz?
  • Antonela Espinozahar citeretfor 10 måneder siden
    Preciso es señalar que Kovaliov era un hombre sumamente susceptible. Podía perdonar cuanto dijeran de su persona, pero de ningún modo lo que se refiriese a su categoría o a su título.
  • Antonela Espinozahar citeretfor 10 måneder siden
    «Esto sí que es bueno -solía decir-. No hay nada mejor. No piden de comer, ocupan tan poco sitio que siempre caben en el bolsillo y si se caen, no se rompen.»
  • Antonela Espinozahar citeretfor 10 måneder siden
    El asesor colegiado Kovaliov se tiró precipitadamente de la cama, sacudiendo la cabeza con preocupación: ¡no tenía nariz!
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