La vegetariana

Comparada con su mujer quizá fuera menos bonita, pero se podía sentir en ella la fuerza de un árbol silvestre y sin podar.

Volvió a recorrer con la vista los objetos de la casa. Nada de lo que había allí era suyo. Del mismo modo que su vida no había sido nunca su vida.

tuvo miedo de que alguien dentro de ella misma la empujara delante del tren que se avecinaba

No había vivido realmente. Desde que tenía uso de razón, no había hecho otra cosa que aguantar.

No había vivido realmente. Desde que tenía uso de razón, no había hecho otra cosa que aguantar.

Yo creía que los árboles estaban de pie, derechos… Ahora lo sé. ¡Se sostienen al revés con las manos en el suelo! ¡Ven, mira! ¿No es asombroso?

en el fondo, sentía rencor hacia su hermana, que no podía perdonarle la irresponsabilidad de perder la cordura y, menos todavía, que se hubiera ido sola al otro lado de los límites tras haber hundido su vida en un lodazal

Inhye… Todos los árboles del mundo me parecen mis hermanos

Es a las tres de la madrugada cuando desiste en su intento de dormir y se levanta.

¿dónde comenzó a desmoronarse todo esto?».