hablar de fomento lector es, también, hablar de políticas públicas. Y una política pública, como bien ha recalcado el propio CERLALC (2003), ofrece sentido, coherencia y continuidad a los esfuerzos desarrollados en torno a la lectura. Sentido, pues se definen con claridad los objetivos que orientan las acciones; coherencia, pues se clarifican las relaciones que establecen entre sí las diversas líneas de acción implementadas; y continuidad, pues sabemos que la formación de lectores no pasa por acciones aisladas, sino por actuaciones socioeducativas sostenidas en el tiempo.