Dios es la ley, y la ley es perfecta e inmutable. Considera los diez mandamientos de la ley. El hecho es que cuando el hombre rompe la ley sufre mucho o física o espiritualmente, algunas veces de las dos maneras; y cuando la obedece disfruta de paz, amor y justicia. Si sufre un dolor mortal, su resistencia espiritual demuestra sin duda que la perfección no está fuera, sino dentro de su alcance. ¿Por qué, pues, han de existir reencarnaciones continuas? No. La expiación se realiza de forma espiritual, en el reino de la obediencia, donde el alma puede purificarse y limpiarse a sí misma.