ionel Ruffel argumenta, en este sentido, que en sociedades matrizadas en torno a circuitos múltiples de interpelación y consumo no puede seguir pensándose en términos de una “esfera pública” homogénea, estable, dada, de base letrada, modelada en culturas blancas y europeas, que concibe a lo impreso como su núcleo y su esencia. Por el contrario, dice Ruffel, el estudio de las culturas contemporáneas (y, por lo tanto, de “lo contemporáneo” en tanto que régimen de co-temporaneidad) implica leer movimientos por fuera de esa esfera pública idealizada, en el terreno de una “arena conflictiva” hecha de una “multitud de espacios públicos” y que se despliegan por fuera de los circuitos editoriales tradicionales y en tensión con el mercado editorial. “La publicación”, sostiene, “está en vías de convertirse en uno de los conceptos clave de lo contemporáneo” (mientras que la “literatura”, en su acepción más clásica, remitiría directamente a “lo moderno” por contraste a “lo contemporáneo”).44 También argumenta que la reflexión sobre la “estructuración del espacio público artístico” (que absorbe las formas previas de lo literario) se vuelve la tarea de las estéticas del presente, poniendo el foco, justamente, en la reinvención de lo público.45