—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté.
—No te gustan las tormentas.
Lo miré de lado, confundida.
—¿Has andado casi dos kilómetros bajo la lluvia porque no me gustan las tormentas?
Él dudó durante un segundo y giró la vista hacia otro lado, frunciendo un poco el ceño. Luego se volvió hacia mí.
—Sí. —Hizo una pausa en la que esbozó una mueca avergonzada —. Sé que seguramente soy la última persona que quieres ver en este momento, pero se me ocurrió que, si me quedaba sentado en el porche, estarías menos asustada. Y no estarías sola.
¡Oh, Dios!
No pude evitarlo, hice un puchero y empecé a llorar.
😳😭 No esperes nada menos que esto