Caos, virus, calma

La tarea que Dios se encomienda es la del orden, que consigue separando lo distinto y agrupando lo símil. Dios libera a la luz de las tinieblas y establece el principio bifásico sobre el que se estructura la cronobiología y la civilización: el día y la noche.

El concepto de relatividad de Einstein y de Heisenberg es sinónimo de correlación, según la cual la inexactitud de una medida aislada puede ser ajustada con los valores de los elementos dependientes.

Si ya no son creíbles ni las derechas ni las izquierdas, ¿qué se puede hacer? Entrar en internet, comentar lo que nos venga en gana y pasar el rato. Hay sexo, apuestas y diversión. Y muchos follones políticos. Parece mentira que dentro de un trasto tan pequeño quepa el mundo mundial y un caos tan enorme que no lo podemos asimilar.

Lo virtual es moderno y, no obstante, se parece al Dios medieval que Giordano Bruno describió como un círculo cuyo centro se encuentra en todas partes y, su circunferencia, en ninguna. Internet es invisible y sin embargo (¿o por consiguiente?) es influyente y omnipresente.

El mundo sublunar siempre ha sido más imperfecto que los cuerpos celestes

Hasta hubo un momento en que los políticos discutieron menos y colaboraron más. Aunque estas bondades fueron breves, dejo que el colofón lo ponga Sontag: «Los grandes desastres unen a la humanidad».

la fealdad caótica no es un invento de las vanguardias sino el producto de una larga tradición que nos devuelve a donde pensábamos que nos habíamos separado, a la Edad Media. Este periodo fue rico en horribles representaciones del infierno, esqueletos, apocalipsis, ancianas que simbolizan la muerte, bestias de siete cabezas, obscenidades, escenas populares carnavalescas, etcétera, que han llegado hasta nosotros a través de las obras de Dante, Memling, Bosco y, entre muchos otros, de Civetta. En el medioevo, las ruinas estaban asociadas al infierno y a la destrucción. Mientras que, en el siglo xix, se referían a la melancolía, el principal sentimiento del romanticismo. Veremos a continuación cuál es su función en los siglos xx y xxi.

Se valora más el producto interior bruto que no la ética. Un país puede llenarse de oprobio y hacerse rico al mismo tiempo. Dejando de lado los aspectos feudales, tan esencial que era el honor en la China imperial…

Copian todo lo copiable, peor que en Japón, pero más barato. En la sociedad de la posfalsedad, la calidad tiene poco peso; lo importante es vender y extenderse. Ser viral. En la crisis del coronavirus quien hizo el gran negocio con el material sanitario fueron ellos;

Los hombres medievales no sabían por qué había tantas defunciones, ni cómo evitarlas; si eran signos de Dios o del demonio. Nosotros estamos sobresaturados de información y tenemos fe en la ciencia. Ahora bien, paradójicamente, nos sentimos inciertos y tememos la muerte tanto los que sabemos como los que no.