A poca distancia, detrás de mí, hay un grupo de seis o siete personas que ha despertado en mí cierta curiosidad. Como es natural, al principio he pensado que era un grupo de amigos que habían salido a dar un paseo. Pero al escuchar sus conversaciones, he comprobado que no se conocían y que simplemente habían coincidido aquí, justo detrás de mí. Por lo visto, se han parado un momento al encenderse las luces, y después se han puesto a hablar entre ellos. Ahora, mientras les observo, se ríen. Resulta curioso que la gente pueda congeniar tan fácilmente y con tanta rapidez.