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Howard Philips Lovecraft

El Horror de Dunwich

  • Mauricio Coronelhar citeretfor 5 år siden
    Sería harto trillado y no del todo cierto decir que ninguna pluma humana podría describirlo, pero ya sería menos erróneo decir que no podría visualizarse gráficamente por nadie cuyas ideas acerca de la fisonomía y el perfil en general estuviesen demasiado apegadas a las formas de vida existentes en nuestro planeta y a las tres dimensiones conocidas.
  • Emmanuel Iribarnehar citeretfor 7 år siden
    Los espero a ellos y a las almas que atrapan pues si quieren mi alma les va a costar lo suyo.
  • Alexis Delgadohar citeretfor 8 måneder siden
    Aún seguía cubierto de oscuros
  • Roberto Revelohar citeretsidste år
    Afirman que tales pájaros son psicopompos[1] que están al acecho de las almas de los muertos y que sincronizan al unísono sus pavorosos chirridos con la jadeante respiración del moribundo.
  • b6208345382har citeretsidste år
    Las únicas personas que vieron a Wilbur durante el primer mes de su vida fueron el viejo Zechariah Whateley, de la rama aún no degenerada de los Whateley, y Mamie Bishop, la mujer con quien vivía desde hacía años Earl Sawyer.
  • b6208345382har citeretsidste år
    la madre de Wilbur pertenecía a la rama degradada de los Whateley
  • b6208345382har citeretsidste år
    domingo 2 de febrero de 1913, a las 5 de la mañana, nació Wilbur Whateley.
  • b6208345382har citeretsidste år
    madre de Wilbur pertenecía a la rama degradada de los Whateley. Era una albina de treinta y cinco años de edad
  • b6208345382har citeretsidste år
    horror que se desató sobre Dunwich en 1928 por quienes procuran por encima de todo el bienestar del pueblo y del mundo
  • b6208345382har citeretsidste år
    No puede negarse que semejantes monstruosidades integrantes de un infernal cortejo de demonios son fenómenos harto conocidos como para intentar negarlos. Las impías voces de Azazel y de Buzrael, de Belcebú y de Belial, las oyen hoy saliendo de la tierra más de una veintena de testigos de toda confianza. Y hasta yo mismo, no hará más de dos semanas, pude escuchar toda una alocución de las potencias infernales detrás de mi casa. Los chirridos, redobles, quejidos, gritos y silbidos que allí se oían no podían proceder de nadie de este mundo, eran de esos sonidos que sólo pueden salir de recónditas simas que únicamente a la magia negra le es dado descubrir y al diablo penetrar.
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