El catálogo de personajes, objetos y lugares que nos ofrece Navidad en Japón, primer libro de Thomas Rifé, es amplio: un armero mítico, la familia de un dictador, las drogas de los soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, la lenta geografía turística de las ciudades niponas, el fenómeno de la erosión y su metáfora, un archipiélago de lejanas islas argentinas.
¿Cuál es el hilo conductor que une estos ensayos? ¿La sorpresa, la erudición? Para Michel de Montaigne, padre del género, la manera del que ensaya se desenvuelve como una conversación. Y por eso, atendiendo a esa ortodoxia, cada pieza de Navidad en Japón está tramada sobre una historia que podríamos conocer, que ignoramos o que queremos volver a escuchar. Thomas Rife nos introduce en estos temas de forma ordenada y amable.
Nuestra preguntas se ven contenidas en su curiosidad, para enseguida devolvernos más preguntas –¿cómo? ¿por qué?–, pero también nos presenta algunas respuestas que nos satisfacen y nos alegran, como solamente puede hacerlo un conversador ágil, que va al punto, que no se pierde, que nos seduce y nos integra a la charla, a la digresión y al guiño cómplice.
En un mundo de desencuentros y militancias de la diferencia, la prosa y las ideas de Rifé rearman un espacio donde nos sentimos a gusto, como la intimidad de la cocina familiar, el escritorio de la biblioteca una tarde de sábado o la reconfortante sobremesa de los amigos que hablan la misma lengua y esperan, con una sonrisa, la palabra del otro.