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Bøger
Natalia García-Freire

La máquina de hacer pájaros

  • Cristinahar citeretfor 2 måneder siden
    A veces quiero meter la cabeza en una maceta y ver si me nace algo. No lo sé. Siento que tengo dentro de mi cuerpo otro cuerpo. Que se expande.
  • Adrianahar citereti går
    los que escriben no escuchan. Solo recuerdan. ¿Qué cosa?, pregunta la escritora. Recuerdan lo que los volverá desquiciados.
  • Daniela Castillohar citeretsidste måned
    Y todo empieza a gritar, a abrir la boca, el bosque, los cuervos, la pavita, los que están allá abajo, abren tanto la boca que duele. Ese dolor. Ese dolor. Ese dolor. Y, como si el tiempo fuese de arcilla, construyen siglos y siglos de historias sobre el monte, historias que nacen de las Lumbres que ahora brillan en el fondo de la laguna.
  • Daniela Castillohar citeretsidste måned
    El que se había pegado un tiro se levanta y se va corriendo, deja atrás sangre, un reguero de sangre que empezó hace mucho y que no va a parar.
  • Daniela Castillohar citeretsidste måned
    Han llegado al lugar donde hay tres cruces. Pero eran muchas. Eran tantas las Lumbres. Y solo tres cruces les han puesto.
  • Daniela Castillohar citeretsidste måned
    Debajo de las cruces, la tierra se enciende. Son los huesos de las Lumbres, como un cableado bajo la tierra, líneas de luz que forman cuerpos, que se curvan y se tocan, un cementerio luminoso, constelaciones subterráneas que nadie más verá
  • Daniela Castillohar citeretsidste måned
    Los mira y ellos se saben mirados. No como si fuese un Dios, sino algo peor, una chismosa, una metiche. Pero la escritora recuerda que tendrá que mirar. Aunque duela. Aunque le lancen piedras para que se esfume.
  • Daniela Castillohar citeretsidste måned
    Un día, fue el día de mi boda, vimos a los peces aparecer en la superficie del río cerca del otro pueblo, un pueblo más lejos, donde se supone que no nos iba a encontrar nadie. Pero nos encontró el agua. Y la muerte.
  • Daniela Castillohar citeretsidste måned
    Anda, sube un poco más. Sube a la rama más alta. Ya casi termina. Y cuando subas vas a ver. Cuando subas tan alto y ya no sepas cómo ni para qué bajar. Por cierto, ¿qué hora es?, pregunta la pavita y ríe y ríe. La escritora no sabe hace cuánto tiempo está atardeciendo. Es un atardecer amarillo ámbar que durará toda su infancia y que verá antes de morir cuando junte las manos y por fin sepa cómo rezar. Y no será a Dios a quien le rece.
  • Daniela Castillohar citeretsidste måned
    Ese dolor otra vez. La escritora se rinde, quiere soltar las manos del árbol. A lo mejor levite. No seas tarada, le dice la pavita de la muerte. Los que escriben no levitan. Todo lo que se nombra pesa. Pesa tanto.
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