las personas nos hemos tragado tanto el cuento de la blanquitud y el aspiracionismo burgués que los lugares que reivindicamos siempre tienen que ver con lugares que nos den caché. Por eso presumimos que leemos a Cortázar, pero no El Libro Vaquero. Por eso presumimos en redes sociales cuando comemos un ramen de diseño, pero no un bolillo con crema. Presumimos nuestros lujos y triunfos, pero no nuestras derrotas y rincones sucios. Presumimos todo lo que nos dé blanquitud, porque desde luego la blanquitud tiene beneficios en un sistema racista.