sexo», me pareció problemática como premisa. Esa redacción afirma –sin querer– que la opresión sí tiene justificación y esa justificación es la diferencia sexual. La premisa está mal redactada y si razonamos mal, conceptualizamos mal, y, como dice Celia Amorós: si conceptualizamos mal, politizamos mal. El problema no son los genitales, ni la supuesta capacidad reproductiva ni la vulva. El problema es la interpretación de otredad que se da a la diferencia biológica.