El Código de la Disciplina

Hacer lo que temes agota la respuesta emocional del miedo.

Esta es sin duda la disciplina de los perezosos: los «cambios de una acción».

Si te paras a pensar tu mente te frenará con sus excusas.

Recuerda bien esto que leerás a continuación: la disciplina se activa cuando tus necesidades espirituales son mayores a tus necesidades materiales. Cuando honres más a tu espíritu que a cualquier logro material… entonces la disciplina, como un acto de amor, bendecirá tu vida.

No necesitas un «cómo» para empezar, ¡necesitas un «quién»!

Cuando quieras conseguir algo diferente no te preguntes ¿cómo?… (esto es lo que siempre me preguntan a mí, me piden «el cómo»). Esa es una mala pregunta. Has de preguntarte: «¿En quién me he de convertir para conseguirlo? o ¿Quién debería ser yo para lograrlo?».

La vida no es tan difícil, más bien nosotros lo somos porque nos resistimos.

que cada cosa ocurra siempre debe suceder lo «primero». Pregúntate qué es en tu caso, céntrate en eso, olvida el resto, y haz que ocurra lo «primero» y el resto le seguirá.

Trabajé en la disciplina, y eso marcó una gran diferencia en los resultados que he obtenido comparados con los de otras personas mucho más inteligentes que yo. En inteligencia me ganan muchos, en corazón muy pocos. Ya sabes, si no tienes cabeza, ¡súplelo con más corazón! No te lo contaron en la escuela porque son fábricas de cerebritos.

hábito refuerza la habilidad, y a la inversa. Cuando uno es bueno en algo, no le cuesta nada hacerlo. Tanto es así, que su objetivo no es hacerlo de nuevo, repetirlo una vez más, sino hacerlo mejor y mejor.