En resumen, las inferencias abductivas, misteriosas y maravillosas, impregnan nuestra cultura; son, en un sentido amplio, lo que nos convierte en humanos. Es posible que el sueño de una IA capture algún día esos saltos de manera automática, pero mientras tanto deberíamos admitir que la verdad es que no sabemos cómo mecanizar nuestra experiencia.