Canetti no tiene razón: la masa no es ni arcaica ni arquetípica y no se puede definir según características específicas (establecidas, para colmo, de forma aleatoria). Esta masa no se puede comparar con nada y es única, aunque sus reacciones sean quizá previsibles, aunque se repitan y sean siempre las mismas. Aun así, esas reacciones se hacen realidad en cada ocasión, de ahí que no se les pueda negar el elemento de la libertad. Por eso es tanto más terrorífico que siempre produzca lo mismo, esto es, fenómenos de masas. Lo más horrible es, sin embargo, ver esta masa simplemente como mucha gente: se genera una sensación de desesperanza, de asfixiante similitud y superfluidad unida a un sentimiento intenso de insignificancia, de suma fragilidad, de caducidad, y entonces se vuelve terriblemente deprimente y desalentadora.
Lectura de Diario de la galera. Intenso anhelo de volver al pasado. Los grandes períodos en Szigliget.14 Paseos. Relaciones. Las largas tardes. Audiciones de música procedente de Viena, entonces todavía místicamente lejana. El trabajo, por las noches y por las tardes. La gente. Eran, en el fondo, tiempos productivos, era en el fondo mi vida. Todos los tiempos anteriores están