La arquitectura es una forma de escritura, cargada de signos, de yuxtapuestas grafías y de múltiples sentidos. Escritura de piedra pues –como la llamó un poeta–, la arquitectura es pasado construido, muros que cuentan, narrativa concreta.
Los edificios aquí reseñados son grafías urbanas, porque están inscritos en los recodos de la ciudad, en sus rastros y en sus restos, en aquellos fragmentos que de nosotros mismos y de nuestros ancestros, que han quedado desperdigados por las calles en damero. Grafías como modo de escribir, de representar sonidos, viejos y ahogados bullicios que vale la pena tomarse el tiempo para escuchar de vez en cuando… mientras se leen.