Hay algo en la escritura de Brenda Navarro que destapa las íntimidades humanas sin soberbia pero siempre con tanta realidad que casi duele.
Una historia que te inquieta desde el título hasta las últimas líneas. Sus páginas no idealizan nada ni a nadie, es un retrato de la vida culera que a muchxs les ha tocado y frente a la cual a veces sólo queda escapar, hablar, escuchar, escribir, leer...
Podría sintetizar está novela como "El flujo de consciencia de una chilanga en duelo".
La historia de esta mujer me permitió vislumbrar los alcances de la migración de latinos a otras partes del mundo. Estando en México lo más común es tener de referencia los migrantes que van a Estados Unidos, pero la huida de la falta de oportunidades y la violencia se extiende, en este caso, hasta España. Aunque el suicidio de Diego detona el monólogo de la protagonista, me pareció que fue un mero pretexto para retratar, a tajos, una realidad en la que muchos estamos inmersos.