Alguna vez me contaron que el origen etimológico de la palabra «editor» se vincula, de formas olvidadas hace tiempo, a la partería. Me parece una imagen en extremo hermosa, una verdad que, aunque inverificable, resulta precisa. Si es sólo un mito, no me importa. El mito se adecúa a la verdad con suficiencia. Los editores son, en verdad, parteras. Acompañan una suerte de gestación, facilitan el dar a luz.