La Tierra es, así, nuestro primer gran archivo geológico: el repositorio de las experiencias iniciáticas, y las últimas también. Al escarbar y sacar a la luz, el trabajo en conjunto de paleontólogos, geo-químicos, estratígrafos, geo-cronógrafos ha ido produciendo una conciencia del tiempo que nos permite tener una idea más clara de dónde estamos parados en relación a un pasado que aconteció sin nosotros y un futuro que nos sobrevivirá y, más específicamente, del tiempo profundo, que los geólogos han utilizado para medir la edad de nuestra casa terrestre.